Los cuadernos de Don Rigoberto.
Mario Vargas Llosa.
Editorial Alfaguara.
Comentarios: El erotismo, muchas veces confundido con pornografía o con basura, es retomado por Vargas Llosa con una delicadeza y clase que lo convierte al instante en arte. Sublime mezcla de perversión con amor, con sensualidad literaria que hace que una axila con vellos largos en una mujer sea el objeto de deseo de cualquiera.
Con un lenguaje claro, sin exageraciones ni rebuscadas palabras te guía por un matrimonio inusual, que a la vez puede llegar a ser el más ordinario, el que tenemos frente a nuestra casa, o el que dibujamos en nuestra mente cada día. Fantasías plagadas de realidad que frustran al lector con las interrupciones abruptas de Don Rigoberto.
Una Lucrecia enamorada de Fonchito, que lo odia al mismo tiempo que lo admira; el juego siempre bienvenido de un mancebo con una mujer adulta, adúltera y fiel a la vez. Imágenes exquisitas que erizan la piel y un nudo terso como la piel que siente cada noche el personaje principal.
La trama transcurre mientras ella le cuenta a él todo lo que ha hecho con otros hombres y mujeres, mientras él la besa y la contempla, orgulloso de sus travesías; le pide que haga felices a otros personajes, mientras él no toca a nadie más. Es feliz escuchando y viendo lo que ella hace sentir a los cuerpos de extraños y amigos, incluso es capaz de compartirla con su hermano, que es tan parecido a él que pueden confundirse sus propias parejas.
Las pinturas de Egon Shiele, sirven de marco para reunirlos de nuevo tras un abandono fatal, condenado por un terrible acto que comete Doña Lucrecia.
Un final esperado, que oculta deseos y perversiones aún más imponentes que las primeras; una obra que culmina cuando debería empezar y que surca en la imaginación mil paisajes inapropiados que nos deleitan con cada punto, cada salto de párrafo, cada página. Incluso las cartas que vagabundean por el libro son maravillosas y de un ingenio abrumador.
Excelente libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario